HASTA
SIEMPRE ILUSTRE CIUDADANO
La multitud y las muestras de aprecio
hacia la familia de Mario Acha Valdivieso en sus funerales, fueron
producto de su vida diáfana y de sus valores éticos y morales que
aprendió de sus padres. Un hombre que levantó durante toda su vida
la bandera de la honestidad, no sólo en su vida personal sino,
también en las instituciones públicas y privadas en las cuales
participó. A muchos escuché decir: "Se fue uno de los últimos
caballeros que tiene Sullana". y lo decían porque Mario fue amigo de
todos sin distinción de ninguna clase. Un hombre que le gustaba ser
escuchado y también escuchar con gran respeto la opinión de los
demás
Mario nació allá por el año 1926 en
su casa de la transversal Lima frente al antiguo local del colegio
santa Ursula. Sus estudios primarios los hizo en el colegio fiscal
N° 1031, ubicado en la Calle Bolívar donde años después funcionaría
la oficina del correo y telégrafo. En 1940 viaja a Trujillo donde
terminar sus estudios secundarios. En 1946, muy joven aún, inició su
trabajo como empresario en la fábrica de velas, kola y fideos "La
internacional" que su padre tenía en esquina de Ugarte y Tarapacá
Mario fue un hombre con gran sensibilidad social y esto le llevó a
servir a la comunidad, en sus años aurorales, en la vieja compañía
de bomberos
Como empresario participó en la
década de 1970 como miembro del directorio de la Tabacalera Nacional
del Perú y también llegó a ser presidente de la cámara de comercio
de Sullana.
En 1983 cumplió con eficiencia, pero
sobretodo con honestidad, los cargos que la municipalidad a través
de su alcalde Bel Houghton le diera: integrante del primer
directorio de la caja municipal y director regional de la empresa
Grau. En 1988 como alcalde (e) de la segunda gestión de Bel Houghton
impulsó la remodelación de la Av. José de Lama y la primera etapa de
la avenida Champagnat
Un cargo muy importante que Mario
ocupó fue el de la presidencia de la Corpiura, hoy gobierno
regional, en la década de 1970.
Durante los últimos diez años de su
vida con el apoyo de artistas plásticos de la región difundió las
teorías sobre arte moderno de su hermano Juan Wilfredo, buscando que
las autoridades culturales le den el reconocimiento que este
excelente crítico de arte se merece. Juan Wilfredo llegó a ser
director de la escuela de bellas artes de Méjico y profesor de la
universidad Autónoma del mismo país. En el museo de la nación de
Lima una de las salas de arte lleva su nombre.
Una hermosa tarde del mes de María;
Mario con la frente en alto como siempre vivió y en los brazos de
una multitud de sullaneros entró por la eterna alameda del
camposanto, rumbo hacia aquel espacio que no tiene comienzo ni final
y que es la eternidad, al encuentro de sus padres, que lo esperaban
con los brazos abiertos; y de sus hermanos, Vicente y Wilfredo a
quien siempre admiró.
DESCANSA EN PAZ ILUSTRE CIUDADANO |